Enciclopedia de micología en vivo

El bosque de Secondigny, situado en el departamento del Deux-Sèvres, en Francia, es un lugar precioso para contemplar la naturaleza. En estos días, la explosión de setas es tal, que se convierte en un paraíso para los micólogos y aficionados, y llena el bosque de colores y texturas increíbles.

Aquí un magnífico ejemplar de boletus edulis

 Pero no sólo las personas disfrutamos de las setas, hay habitantes del bosque que en estos momentos viven de ellas...


son las babosas!!

Esta babosa degustaba el sombrero de un gran boletus edulis

Pero el flash de la cámara no debió hacerle gracia o debía estar harta de comer y se marchó. EL sombrero de este boleto hacía unos 25cm de diámetro. El boletus edulis es una seta muy apreciada, por su aroma y sabor.

Un bonito ejemplar de boletus erythropus

Cortinarius alboviolaceus, estas setas tienen unos tonos metalizados increíbles, a veces parecidos a los de algunas amanitas. Esta el concreto es comestible, pero hay que tener mucho cuidado con los cortinarius porque los hay mortales.

Esta es una seta muy divertida, el phallus impudicus, su nombre es obvio. Cuando es joven presenta el sombrero de color marrón-verdoso, y tienen la particularidad de que apesta. Sólo recuerdo haberla visto una vez en Les Guilleries, aquella vez con el sombrero oscuro, y no olvidaré jamás ese olor. Este ejemplar ya había perdido las esporas, por eso su sombrero era blanco y acentuadamente cavernoso, muy parecido a las morchellas. Por cierto, no olía nada.

 Un bonito leccinum aurantiacum, impotente ante la llegada de su depredadora.

Y un cortinarius violaceus, de un precioso color violeta metalizado aterciopelado, al que se le ha colado un huésped pequeño, pero con hambre.









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